Un día, cuando su yerno enferma y se toma un día libre en el trabajo, Keiko, con ganas de hacer algo como madre, trabaja duro para cuidarlo. De repente, algo duro y erecto golpeó mi mano derecha. Aunque sabía que no debía hacerlo, me encontré agarrando el pene de mi hijastro y moviéndolo ansiosamente hacia arriba y hacia abajo. A partir de ahí empezamos a tener sexo cada vez que mi marido no estaba...