Se suponía que Yuria estaría viviendo una vida feliz. Hasta que abrió la puerta del hotel cuando su marido la llamó... ``Señora, su marido no perderá la apuesta'', dijo con una leve sonrisa mientras los hombres se acercaban a él, y aunque se resistió, se sintió confundido por el placer de que se lo hicieran, pero continuó Usa su polla. Lo quiero.