La vida matrimonial de Emma con su marido va bien, pero hay una cosa que no la hace feliz. Eso es porque su marido es malo besando. Un día, cuando Emma sentía que a los besos que le daba cada mañana le faltaba algo, su suegro no pudo resistirse a besarla mientras dormía...! Aunque dice que es asqueroso cuando un anciano jubilado le da un beso con la lengua pegajosa, se moja tanto que se puede ver a través de sus pantalones. noches consecutivas