Un marido trabajador. Un suegro amable. Todo lo que queda por hacer ahora es esperar hasta tener la suerte de tener un hijo. Ayaka no tenía dudas de que esta vida feliz continuaría. Sin embargo, en el momento en que su suegro muestra su lado oscuro, su pequeña felicidad de repente se desmorona. El acoso sexual del suegro se repetía a diario. Su marido está tan ocupado con el trabajo que no nota los cambios en Ayaka. Para recuperar días felices, Ayaka