La persona que vino esta vez fue Azusa, de 27 años, quien trabaja como empleada de hotel. Hace tiempo que no tiene novio y hace bastante tiempo que no tiene relaciones sexuales. Dice que en sus días libres siempre se toca la entrepierna. Es muy curiosa sexualmente y parece incapaz de estar satisfecha con el sexo normal. En el pasado, era tan raro que lo hacía lamerse los ojos en un bar.