Cuando le estaba persiguiendo el culo a una dependienta de cabina culona que vive en mi barrio, ella me llamó y me invitó a su casa. Cuando salí a beber después del trabajo, ella me pidió que le frotara las piernas hinchadas de las pantimedias, así que mientras las aflojaba, las olí y lamí con una mirada indiferente en mi cara... y como recompensa, una in- ¡Comenzó el servicio a domicilio! ! Me quedé atrapado en la provocación y me enamoré de ella.