A una oficinista de élite, que fue incriminada por un jefe sucio y propenso al acoso sexual, le molestan, lamen y amasan persistentemente los pezones... El insidioso acoso en los pezones le provoca un hormigueo instantáneo. Aunque no te guste, puedes sentirlo, y los pezones están sensibles y desarrollados como un clítoris, haciéndote llegar al clímax continuamente. Incapaz de resistirse al placer, poco a poco se vuelve obediente a su jefe...