Ai, una chica de secundaria que acompañó a su madre a un salón quiropráctico frecuentado por celebridades. El encargado era un señor mayor, así que dudé un poco, pero como era un restaurante popular, me sentí a gusto y decidí recibir el masaje. Sin embargo, cuando comenzó el tratamiento, sentí que alguien tocaba casualmente mi pecho y mis nalgas... Ni siquiera puedo decir que no me guste el masaje creciente, y mientras soporto la sensación...