Tenía unos pezones tan grandes... tenía muchas ganas de que la tocáramos, ¿no? Anna había abierto su tan esperado salón en casa y todo iba bien, pero un día prohibió a una clienta habitual que viniera a ver sus senos. Después de eso, hubo muchas llamas debido a críticas maliciosas que decían que sus pezones estaban erectos. Pervertidos que buscan pechos vienen a visitarme todos los días... Asciendo al cielo masajeando sin descanso mis pezones demasiado sensibles.