Para lograr que la bella tía de mis sueños hiciera lo que yo quería, creé un afrodisíaco basándome en información de Internet. Este verano acabé quedándome en casa de mi tía y llegó el momento de probar el afrodisíaco. Seguí aumentando la cantidad poco a poco, una gota, dos gotas, tres gotas, cuatro gotas, sin los ojos de mi tía. El cuerpo de mi tía estaba sonrojado, su respiración se volvió pesada y su cuerpo se retorcía como si estuviera perdiendo la cabeza. En la noche del festival de verano, finalmente entiendo la razón.